El Área de Integración Común, situado en la parte posterior del lóbulo parietal del hemisferio cerebral izquierdo (si la dominancia es izquierda), realiza la síntesis de todas las informaciones sensoriales entrantes, y las integra, las confronta con nuestro Sistema de Creencias actual. De este modo reaccionamos seleccionando lo que creemos que es mejor para nosotros. Es en esta zona donde se “viven” la imagen de sí mismo y la estima de sí mismo. En esta zona la secuenciación de escenas y experiencias es su razón de ser, todas ellas según un orden preestablecido, es lo que diríamos: “lo que ya sabemos”. Por otro lado, el hemisferio cerebral derecho no está influenciado por los antiguos temores, dolores, creencias o limitaciones. Este hemisferio nos ofrece algo totalmente diferente, nos ofrece: “lo que podremos llegar a ser”.
Una carga emocional negativa da una respuesta muscular débil. Un test de escritura, ANÁLISIS GRAFOLÓGICO, nos permite acceder a bancos de memoria para entrar en contacto con el centro de los sentimientos y creencias que no están manifestados claramente en el tiempo presente, VICENTE LLEDÓ PARRES. Nos permite saber cómo se siente una persona acerca de experiencias que no recuerda claramente a nivel consciente. Nuestra capacidad para diferenciar un recuerdo de nuestro pasado de lo que ocurre en el tiempo presente, es decir, nos permite comparar nuestras vivencias actuales con nuestros registros de experiencias vividas anteriormente.
La carga emocional asociado a un determinado acontecimiento provocan un determinado efecto en las vivencias del presente, y predisponen a acumular nuevas cargas emocionales negativas, mediante la realimentación negativa, hacia futuras experiencias, ésta sería la raíz del “temor inconsciente o fobias”. Por lo tanto el hecho de poder cambiar el impacto emocional de experiencias del pasado, puede cambiar nuestro futuro, nos liberaría y nos permite elegir de manera diferente nuestro presente.
Un sistema de creencias determinado puede anular la capacidad para confiar en uno mismo y no darse cuenta por lo tanto de que la persona está inhabilitando su capacidad para tomar decisiones libremente. Nadie puede progresar más de lo que su Sistema de Creencias le permite. Nadie ha vivido la misma experiencia. Nadie puede comprender totalmente a otra persona.
A medida que la persona toma conciencia de sus propias creencias, puede trabajar con ellas de manera más eficaz. A medida que tomamos consciencia nuestro Sistema de Creencias va desplazando sus límites. Estos límites se desplazan cada vez más y el progreso se hace factible. Por lo tanto, elegir por los demás es tan inútil como juzgarlos. Es tan inútil combatir las creencias “negativas” como tener miedo de ellas. El primer paso para tomar conciencia de la existencia de dicho Sistema de Creencias es reconocer que tenemos creencias no reconocidas ni estructuradas, simplemente hemos sido receptores pasivos de los Sistemas de Creencias que otros vivieron sin discernimiento. Por lo tanto el segundo paso es discernir si nuestras experiencias de vida presentes entran en conflicto o generan cargas emocionales negativas conscientes. El tercer paso es revelar al mundo consciente nuestras emociones inconscientes y subconscientes.
La emoción llamada “negativa” es la motivación más fuerte para un cambio positivo. El miedo nos incita a avanzar hacia la confianza en sí mismo. Una sensación de separación nos empuja a encontrar nuevamente la unidad. La emoción y la experiencia sólo son “negativas” si son percibidas como “negativas”. Nosotros no las percibiríamos como negativas si no nos bloquearan frente a lo que queremos. Si las utilizamos como motivación hacia lo que queremos, nos motivaremos aún más y estaremos más conscientes.
El equilibrio entre la consciencia negativa y la consciencia positiva es la clave para organizar el Sistema de Creencia más adecuado, manteniendo la integridad de cada persona como única fuente de auto-información. Estableciendo la conciencia del poder personal o de la autoridad en cada experiencia vivida, podemos replantearnos reestructurar nuestra relación con el entorno en función de aquello que nos permite mantener nuestro EQUILIBRIO. Muchas personas buscan en las autoridades exteriores las respuestas a los problemas de vida. Esas personas niegan la capacidad de comprenderse a sí mismas y de CRECER EN LIBERTAD. Mientras le demos el poder a otra persona o a otra cosa para sentirnos mejor, SOMOS DEPENDIENTES DE LAS CIRCUNSTANCIAS, NO PODEMOS DISCERNIR CON LIBERTAD.
Ciertos conceptos limitadores nos han bloqueado en el pasado y nos pueden seguir bloqueando si no hacemos nada por extraerlos del INCONSCIENTE. Muchos de esos conceptos pertenecen a creencias de la niñez, inculcados durante años por familiares, amigos o entornos culturales específicos. Nuestros parientes más cercanos, de modo bien intencionado, querían protegernos, sin embargo, dicha programación del Sistema de Creencias ha provocado la desactivación de nuestra capacidad para DECIDIR LIBREMENTE.
El problema no es el “problema”, sino el estrés relacionado con el problema. Es decir, los problemas como tales no existen, lo que activa las cargas emocionales negativas es la comparativa inconsciente que nuestro Sistema de Creencias realiza “por nosotros” sobre un acontecimiento en concreto.
Un buen Sistema de Creencias siempre me permitirá elegir con seguridad, y como resultado no aparecerá una carga emocional negativa que nos lleve a sufrir sin solución. Por lo tanto, la manera en que reaccionamos en nuestro tiempo presente (CONSCIENTE), está directamente relacionado con las Elecciones que hemos hecho sobre acontecimientos similares en el pasado (INCONSCIENTE) y basada en toda la experiencia de toda la vida desde el momento de la concepción (CUERPO), Corbera (2012).