Está claro que a todos nos viene bien tener mucha capacidad de comprensión y memorización (si eres zurdo, contáctanos y te explicamos alternativas). A los estudiantes desde primaria, a los universitarios, a los opositores, a los profesionales de cualquier ámbito y, por supuesto, a nuestros más mayores. Neurólogos y gerontólogos animan a escribir a mano para disminuir la degeneración cognitiva y en los últimos años muchas editoriales están publicando caligrafías dedicadas a ellos.
Efectivamente, son innumerables los estudios que han comprobado los beneficios que tiene para el cerebro; pues entrena y fortalece la concentración y la capacidad de organizar movimientos en un espacio tiempo muy pequeño. Además para escribir es necesario activar varias áreas cerebrales y conectar redes neuronales complejas. Concretamente incide en el córtex; responsable de las funciones más propiamente humanas y racionales, el tronco cerebral; sede de los centros automáticos relacionados con la estabilidad biológica. el sistema límbico; con el hipotálamo encargándose de mantener la homeostasis o ambiente estabilizado dentro del cuerpo y el cerebelo; centro nervioso de equilibrio y responsable del control visomotriz.
Sin embargo no sirve escribir con posturas inadecuadas, con tensión en la mano, con desorden en los trazos o con letra poco legible. Al igual que hacer deporte sin mesura puede producir lesiones, escribir refuerza lo que la persona está sintiendo en ese momento, por lo que si está estresado, ansioso, preocupado… la escritura puede volverse contraproducente (todos recordamos lo aburrido o desesperante que podían llegar a ser los dictados o las copias de las tareas escolares).
La caligrafía racional cuida todos estos detalles y trata la escritura a mano como el arte y la ciencia que es. En nuestros cursos y cuadernos dedicamos la primera parte a la biomecánica correcta y a realizar ejercicios para liberarse de la tensión con la que se suele escribir. Una vez logrado se dan a conocer los doce trazos que se combinan en las letras y se aprende cómo se hace cada uno de ellos (presión, tamaño, forma…).
La memoria y la comprensión están relacionadas con el trazo Baja Avanzando y, como explicamos en los cuadernos es un trazo que para los diestros aparece en la mayoría de las letras del abecedario. Las características que debe llevar para que potencie la memoria y la comprensión se pueden resumir observando la imagen del post. El trazo que baja de la l (y muchas otras letras que lo llevan) debe hacerse más lento, presionado, recto y curvo que el que sube. Si además esta ordenado, disminuye la presión antes de llegar a la curva y lo alargamos para que sobrepase ligeramente el renglón, conseguiremos potenciar la capacidad de comprensión y memorización al máximo.
A continuación os añadimos información sobre qué beneficios concretos produce cada una de las 6 características:
- Lo primordial es que sea lento (en comparación, por ejemplo, con el trazo que sube). Bajar con lentitud y presión al comienzo, desarrolla seguridad mental para reflexionar antes de hablar, actuar…, sin precipitación y con fuerza y capacidad de convencimiento en la argumentación. Así también se mejora el razonamiento, pues se ha sabido ver el problema antes.
- También es importante disminuir la presión antes de llegar a la curva, pues produce serenidad y tranquilidad a la hora de actuar o de exponer argumentos, sin irritación o estrés para razonar.
- Para la memoria es clave hacer el trazo largo. Llamamos largo cuando bajamos hasta el renglón o, aún mejor, lo sobrepasamos antes de enlazar con la siguiente letra como se puede ver en la foto. La longitud está relacionada con el tiempo que dedica el cerebro a realizar la función, así que cuando el trazo no llega al renglón (muy habitual en muchas personas) no nos da tiempo a recordar en los exámenes todo lo que sabemos.
- También hemos de hacerlo ordenado, bajando por la izquierda y cerca del eje vertical. Ello asegura que nuestras argumentaciones estén dentro de una lógica y que razonemos de acuerdo a normas aceptadas por todos.
- Por último su forma debe ser recta (salvo al llegar a la curva final), así desarrollaremos la capacidad de argumentar con ideas y criterios propios, previamente elaborados, ordenados y almacenados.
Obviamente, muchas personas hacen este u otros trazos correctamente de forma inconsciente pues la mano muestra, como si se tratase de un encefalograma grafomotriz, el funcionamiento de nuestra mente. Quien tenga en plena forma la capacidad de memorizar y de razonar no necesitará entrenar este trazo pero si no es así os animamos a aprovechar todos los secretos de esta gimnasia cerebral caligráfica. De hecho, los once trazos restantes nos permiten fortalecer funciones tan importantes como la atención, tenacidad, motivación, comunicación, liberación, unión y entrega a los demás, defensa, orden y autocontrol, creatividad, flexibilidad o autoestima. Sin embargo, el mayor beneficio de esta caligrafía está en la serenidad, la intuición, las ganas de estudiar, de superarse y de unirse a los demás por el bien común que produce su práctica (de hecho en China o Japón la caligrafía esté considerada el 7º arte marcial).
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