La atención y la conciencia de la atención son niveles diferentes de la misma actividad cerebral, incluso algunos científicos creen que son la misma “cosa”. Comprender la conciencia resulta básico para entendernos a nosotros mismos y fundamental para diagnosticar a pacientes. La atención y la conciencia representan el terreno sobre el que construir el sentido de quiénes somos o cómo nos definimos en relación al resto del mundo. Representan además las funciones elementales que engendran “la mente”, Taylor (2009).
El cerebro atiende, responde y decide en función de cada estímulo todo el tiempo. Sería como la representación de un comerciante que está en busca de productos nuevos o necesarios todo el tiempo, y “se va de tiendas” para ofrecer sus productos o ver productos nuevos que le puedan interesar. Por lo tanto, presentará alternativamente los dos roles; el de comprador y el de vendedor, Ratea (2003). Para lo cual necesita que las neuronas se estén comunicando en todo momento, manteniendo al sistema preparado para actuar. De este modo, cuando no esté vendiendo o comprando tendrá que estar ordenando, construyendo o administrando el “material” a vender o el “material” comprado. De este modo la dinámica del vendedor-comprador es la que mantiene activo al sistema cerebro, y posiblemente sea el concepto de la conciencia.
El cerebro necesita crear continuamente elaborados mapas mentales del mundo para permitirnos predecir lo que sucederá más adelante, ya sea a nivel espacial como a nivel temporal. El poder predictivo del hombre lo representa su imaginación poderosa. La construcción de estas ayudas mentales para la navegación forma la base de la actividad del cerebro. Con el paso del tiempo y en la continua necesidad de movernos o cambiar las referencias espaciales, el cerebro consciente o mente, experimenta el mundo, añade nueva información y actualiza y revisa los mapas mentales.
Para que podamos movernos e interactuar con lo que nos rodea necesitamos coordinar los músculos con lo que vemos, oímos y sentimos. El área del cerebro que se encarga de esta actividad se localiza en la zona premotriz ventral. Cuando nuestros ojos localizan un objeto empiezan a dispararse grupos de neuronas, y un subconjunto de ellas siguen disparándose incluso después de que el objeto ya no sea foco consciente de atención. Es como si ese grupo de neuronas preservaran en el cerebro el recuerdo a corto plazo del objeto identificado. Estas neuronas que siguen “charlando” entre ellas a pesar de que el objeto ha desaparecido de escena, permiten mantener el mapa mental para reconfigurar y actualizar el mapa en capa momento. Es probable que el cerebro dibuje mapas basándose en la experiencia pasada y en los recuerdos, y es gracias a los mapas de experiencias vividas y los recuerdos vistos a lo largo de la vida lo que permite al cerebro predecir lo que va a pasar.
La construcción dinámica de patrones permitiría obtener determinados arquetipos funcionales comunes a multitud de experiencias diferentes, aunque no seamos conscientes de ello. La atención abarca diferentes y muy diversos procesos que van desde la necesidad de filtrar las percepciones al ajuste continuo y continuado de las percepciones múltiples, asignándoles su correspondiente valencia o significado emocional. El cerebro decide en base a un circuito neuronal de conveniencia cuando desea prestar atención a algún estímulo externo o interno. Los científicos han identificado cuatro componentes distintas o arquetipos funcionales del sistema de atención en el cerebro:
– Vigilia
– Detección de novedades y recompensa
– Organización ejecutiva
– Orientación motriz
La excitación es la capacidad de aumentar de repente el grado de alerta. Ésta se encuentra controlada por el sistema de activación o formación reticular, que conecta los lóbulos frontales del cerebro, el sistema límbico, el tronco encefálico y los órganos de los sentidos. La información procedente de los sentidos o los pensamientos puede excitarnos, y dependiendo del valor de la conmoción alertar al resto del circuito de excitación. El hipocampo (memoria a largo plazo), comunica también con la formación reticular, y con su almacén de datos, se trata de la estación de paso de nuestros recuerdos. Puede comparar el presente con el pasado y por tanto vigilar los acontecimientos inéditos y los ordinarios. De este modo el hipocampo funciona como un comparador o filtro de protección de las experiencias inhibiendo el circuito de alerta o activándolo en caso de que un peligro se acerque.
La orientación motriz puede facilitar el interés por una experiencia novedosa, cambiar el foco de la atención espacial o perder el interés por la experiencia. Si en la lectura de este artículo sonara el teléfono, posiblemente la atención del lector se vería desplazada a responder al teléfono o no en función del interés que este artículo le está generando. El cerebro del lector prepararía en ese caso rutas motrices alternativas para realizar algo nuevo. Un grupo de neuronas que pertenecen a los ganglios basales y a los circuitos parietales y frontales desplazan el foco de atención a los estímulos nuevos (se mueve para coger el teléfono). Pero finalmente un grupo de neuronas del tálamo permiten que la atención vuelva a interesarse por esta lectura, centran al cerebro en el estímulo más atractivo e inhiben los otros estímulos indeseados o “ruido”, Huneeus (2004).
Una vez que estamos excitados y orientados, interviene el sistema de recompensa y novedad. Este sistema pertenece a la ruta mesolímbica (neuronas que contienen dopamina). Detectar novedades y buscar recompensas son las dos fuerzas primaras que dirigen la selección para focalizar nuestra atención. El sistema de recompensa produce sensaciones de placer y asigna un valor emocional a un estímulo, que además queda marcado para la memoria. El núcleo acumbens (zona del striatum) se halla en el cerebro anterior, y posee un pequeño grupo de células conectadas a la amígdala y otras partes del sistema límbico. Es además sensible a otros neurotransmisores como la serotonina y diversas endorfinas y neuropéptidos. Estas sustancias químicas son factores clave en las sensaciones de satisfacción, de sentirse recompensado y, por tanto, de presentar el estímulo intrínseco de la MOTIVACIÓN.
Afortunadamente nuestra metodología y la reeducación caligráfica corrigen estos problemas de atención, concentración e hiperactividad.