La atención es un proceso básico, cotidiano y permanente que consiste en la focalización de los sentidos. Se trata de un proceso activo y posee una estructura de interacción moldeada socialmente. Es un proceso formado en la ontogenia que se retroalimenta con los efectos de la maduración cerebral. Participa en todas las acciones voluntarias del ser humano, no se da como proceso aislado. Es indispensable para el desarrollo de la percepción, la memoria, el lenguaje y la actividad intelectual.
Las características más importantes de la atención son: la dirección, la estabilidad y la cantidad de información.
- La dirección: Hace referencia a la selección de una información o de segmentos particulares de la misma. Representa un programa guía de actuación y exploración, surgido a partir de la experiencia.
- La estabilidad: Determinada por la observación de un lapso de tiempo en el que una persona puede mantenerse atendiendo eficientemente una información en concreto.
- La cantidad de información: Que una persona puede atender simultáneamente, representa el grado de atención real. Cuando aprendemos algo nuevo necesitamos un mayor grado para consolidar el aprendizaje que cuando ya dominamos los nuevos datos adquiridos.
Podemos decir que el sistema de atención es complejo, y que el lóbulo frontal participa en la dirección de la actividad y la orientación de la atención, mientras que la formación reticular es responsable de generar la actividad. La corteza parietal aporta un esquema de coordenadas espaciales en las que se realiza la atención, y los lóbulos temporales y parietales participan en el análisis de la información del ambiente.
El hemisferio derecho y el sistema límbico, junto con las proyecciones de las células que proceden del tronco encefálico y que se dirigen a los ganglios basales, posteriormente serán procesados por las redes neuronales de la corteza frontal.
La atención inicialmente involuntaria, se puede transformar en voluntaria con la capacidad de seleccionar el estímulo deseado o inhibir la información irrelevante. Por lo tanto, la atención es controlada por la interacción de sistemas inhibitorios de conducta junto con otros sistemas facilitadores de las influencias en múltiples niveles del sistema nervioso.
La falta de una secuencia temporal adecuada es consecuencia de una disfunción en el área frontal, por lo que el TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad) puede ser la consecuencia de una falta de madurez del lóbulo frontal. La falta de atención dirigida o dispersión atencional, la impulsividad, la sobreactividad y la falta de habilidad para regular el comportamiento pueden ser consecuencias de una falta de entrenamiento y estructuración en estas áreas cerebrales. La sobreactividad es un resultado de la ansiedad que se vive internamente por no poder satisfacerse adecuadamente, el circuito cerebral de la recompensa no está neuromodulado de manera adecuada. Este hecho no implica que exista un déficit en las funciones ejecutivas y cognitivas. Tampoco presentan las personas afectadas con TDAH déficit en sus habilidades sociales, sino más bien “déficit” en cómo ejecutarlas, orientarlas o dirigirlas.
Nuestra metodología previene y corrige estos problemas definitivamente.